Este jabón es ideal para personas con una piel sensible o atópica o bien para padres que buscan lo mejor para la delicada piel de sus hijos. La avena calma la irritación de la piel, la hidrata y la suaviza y la miel tiene también propiedades hidratantes. Además, la receta incluye aceite de almendras, que también está indicada para pieles secas y sensibles.
Para elaborar el jabón casero de avena y miel necesitaremos:
- 151 g de aceite de oliva
- 52 g de aceite de soja
- 49 g de aceite de almendras dulces
- 60 g de aceite de coco
- 88 g de infusión de avena
- 47 g de sosa
- 15 g de papilla de avena (descontando el peso del agua)
- 10 ml de miel
- Fragancia o aceite esencial (opcional)
- Hacer la infusión de avena
Este será el primer paso de la receta. Una vez la tengamos lista, la dejaremos enfriar y luego la pondremos en una cubitera y la meteremos en el congelador. El objetivo es que, al estar congelada en cubitos, no se queme luego al mezclarla con la sosa. La avena sobrante de hacer la infusión, que se queda en forma de papilla, la reservaremos para luego.
- Derretir el aceite de coco
Cuando la infusión de avena se haya congelado y hayamos sacado ya los cubitos, que deberán pesar 88g, pasaremos a derretir al baño maría el aceite de coco. Una vez esté derretida, la apartaremos del fuego y la reservaremos.
- Añadir los aceites
Al aceite de coco derretido le incorporaremos el aceite de soja y de oliva y una parte del aceite de almendras dulces. La otra mitad la pondremos al final.
- Hacer una solución con la infusión y la sosa
Lo siguiente será hacer la solución de infusión y sosa. En este punto no debemos olvidar la seguridad, y nos equiparemos con guantes, mascarillas y gafas protectores. A continuación, echaremos en el recipiente donde tengamos los cubitos de la infusión de avena, los 46 gramos de sosa y removeremos con un palo hasta que se disuelva completamente.
En este caso, al emplear cubitos de infusión de avena, es posible que nos cueste disolver la sosa un poquito más. Ten paciencia y sigue removiendo un poco más, aunque ya creas que está disuelta. - Incorporar la mezcla de aceites
Echaremos después sobre la solución la mezcla de aceites, que deberá estar a una temperatura similar y seguiremos removiendo con el palo, aunque podemos también ayudarnos de una batidora. Conforme vayamos removiendo, la mezcla irá cogiendo una consistencia más espesa, cremosa.
- Añadir el resto de ingredientes
Verteremos después el aceite de almendras que quedaba, y seguiremos batiendo, y seguidamente la papilla de avena y la miel y, opcionalmente, unas gotas de fragancia o aceite esencial. Hay que batir hasta que esté todo bien integrado.
- Colocar la mezcla sobre el molde elegido
Con unos pequeños golpecitos en el molde, conseguiremos que la mezcla se quede totalmente lisa. Ahora taparemos el molde con film y dejaremos que se solidifique el jabón durante 48 horas.
- Dejar solidificar y desmoldar
Pasado el tiempo de solidificación, desmoldaremos el jabón y lo cortaremos en pastillas. En este punto podemos emplear un sello, pero con cuidado, ya que los jabones de miel suelen ser más blandos. Habrá que esperar 4 semanas antes de poder usarlo.
El resultado de este jabón es increíble. ¡Pruébalo!